Seppuku (Japón, 1962)

Para esta nueva temporada me he prometido recuperar ese arte que tengo tan abandonado como es el cine, y para ello intentaré ver por lo menos una o dos películas a la semana, esta vez he decidido empezar con Sepukku, este es además mi primer acercamiento al cine japonés, de hecho también lo es al cine oriental ya que solo había visto películas americanas o europeas, y después de ver semejante peliculón tengo claro que voy a ver unas cuantas películas de esta región, de hecho, posiblemente la siguiente película que vea/reseñe sea también oriental.

El film nos situá en Japón, en el año 1630, Tsugumo, un pobre ronin pide permiso para hacerse el seppuku en el castillo de Iyi, pero antes de llevarlo a cabo quiere contarles una historia a todos los presentes...

La película es una crítica tanto al código de honor de los samuráis, como a todo tipo de dogmatismo, denunciando tanto la inflexibilidad de estos, como sobre todo la hipocresía de los que más los defienden. Este film lanza el mensaje de que las historia la escriben los vencedores, ni más ni menos, el no es oro todo lo que reluce, y sirve como reflexión para darse cuenta de que uno no se puede fiar de los que vendan como verdad, ya que la mayoría de las veces no lo es. Por lo que he leído por ahí, esto es muy común en el cine de Kobayashi, y por lo de acuerdo que estoy con esa postura y por lo mucho que me ha gustado Sepukku, intentaré verme más películas de este director.

La película es magnífica en casi todos los aspectos, si no fuera por que la parte más larga de la película, que es cuando el ronin cuenta la historia, se me hizo un pelín aburridilla(en algunas partes), la película sería una obra maestra indudablemente. La historia como tal esta bien y es necesaria para llevarnos a esa brillantísima parte final de la película, pero durante su narración se hace algo pesada, seguramente si esa parte fuera bastante más corta, todo quedaría más redondo y la película sería mucho mejor de lo que acaba siendo globalmente. Destacaría la última batalla de la película, que es grandiosa, casi poética, y una de las mejores escenas que he visto en el cine, sin duda ha quedado en mi memoria y me acompañará siempre, es simplemente maravillosa.

Resumiendo, la película de dos horas y doce minutos, es brillante, sobre todo la parte final, aunque en algún momento de la historia se hace algo pesadita, no empaña a fin de cuentas el resultado final.

Es cine con mensaje, con momentos memorables y grandiosos, y al final acabas pensando que la inversión de tiempo y atención puesta en ella, han sido recompensadas con creces. En cuanto al area interpretativa, todos los actores están correctos, y Tatsuya Nakadai hace una interpretación grandiosa. Después de mi primera toma de contacto con el cine oriental, he de decir que he salido fascinado, así que pronto llegarán muchas más.

Nota: un 9.